
Edelsztein es divulgadora y mujer, una combinación poco frecuente. “No hay muchas mujeres que salgan del laboratorio y cuenten ciencia, quedan algunos resabios de épocas pasadas. Y es raro, porque las mujeres siempre fueron una base de transferencia de conocimientos científicos, muchas veces sin saberlo. En la cocina adquirieron muchos saberes y los transmitieron a las generaciones posteriores. Pero no sabían por qué funcionaban, y eso es lo que yo he intentado hacer”.

Edelsztein niega el supuesto beneficio de la leche contra la acidez de estómago. “Puede aliviar en un primer momento, pero el calcio y las proteínas que contiene acaban provocando un efecto rebote”. En lo que sí tenían razón nuestras abuelas era en mandarnos a la cama con un caldo cuando teníamos catarro. “Más allá del mimo, inhalar el vapor tibio de la sopa alivia las secreciones nasales. El caldo contribuye además a evitar la deshidratación. Pero, sobre todo, evita la acumulación de neutrófilos, las células de defensa que al aglomerarse contribuyen a la congestión”.
En mayo, Edelsztein ganó el primer Premio Internacional de Divulgación Ciencia que Ladra / La Nación con Científicas: cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera), un repaso a las contribuciones de las mujeres durante los siglos, desde Hipatia, la primera matemática, hasta Marie Curie, a quien no querían dejar entrar en la Academia Francesa, pasando por María la Judía, descubridora del método para calentar alimentos que lleva su nombre, o Mary Anderson, inventora del limpiaparabrisas. El nombre del libro ironiza con el titular que la revista Family Health eligió para informar del Nobel de Medicina concedido en 1977 a Rosalyn Yalow.
Edelsztein reivindica así el papel de las mujeres. “La historia la cuenta el que gana pero hay que conocer la otra mitad del relato”. Y aprovecha para hacer proselitismo. “Hay que romper barreras, pasar del desconocimiento al reconocimiento. Conocer a las mujeres que hicieron ciencia, en circunstancias más adversas que las actuales, es una forma de despertar vocaciones. Y que muchas puedan demostrar lo que valen”.
Aparecido en EL PAÍS.
Que difícil i que cansat tenir que estar sempre demostrant la nostra valua
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